Un asiento 15, ventanilla, empezando con vistas al mar y acabando con los campos secados por el llameante calor del sol de Julio, kilómetros y kilómetros que esta vez parecían centímetros y todas aquellas carreteras que parecían observar expectantes otro capítulo más de nuestra historia. Los últimos suspiros del sol se colaban entre el verde de los árboles, eran rayos cansados, anaranjados, de esos que poseen una luz especial, la esencia del verano, debatiendo entre la melancolía y la alegría, bañando el presente de pasado y de recuerdos. Ya no había motivos para llorar por los recuerdos, el pasado está fijado, no se mueve, no se cambia, pero duele no por que sea malo sino porque siempre parece mejor, a veces los recuerdos me parecían demasiado poderosos, se me acumulaban en el esófago aprisionando las palabras y liberando un brillo de ojos que yo odiaba. Nunca seré capaz de explicar esa sensación, esa felicidad completa que sentía en aquel momento, tan fuerte que incluso duele no poder describirla con simples palabras. Aquellas tardes de verano, el mar tiñéndose de naranja, piel de gallina, la inmortalidad de los recuerdos y aquella sensación de que la eternidad era nuestra. Quiero volver a sentir eso, desear que se quede por siempre, tener tanta felicidad y ganas de él dentro que sienta que vayan a explotar de un momento a otro. Quiero volver a sentir que todos nuestros besos han ganado la batalla a la distancia, es lo único que quiero ahora mismo.

Bloggers! Os dejo un texto que escribí en el viaje de vuelta y algunas fotos en Zaragoza, espero que os gusten. Poco más que contaros, buen tiempo, dentro de poco empiezan las fiestas de Santander y algún concierto decente, playa (aunque no consigo quitar mi estupendo blancor a lo vampiro) y poco más, dentro de poco es mi cumple yy.... no sé que más contaros, espero que estéis teniendo un buen verano.
Mil besos.
P.D Gracias a todos los que estáis participando en el sorteo de Sheinside, recuerdo que quedan días para participar todavía !!!